Fuente: La Plazuela
Tanto a Antonio Cano Montoro como a mí nos llamó la atención este
circuito ofertado en las redes sociales, como un viaje histórico por
estos territorios, y en el que en nuestra infancia estudiamos como
provincias españolas. La oferta era atractiva, ya que lo organizaba una
historiadora, Sonia Gámez, y organizado para un grupo de como máximo 10
participantes.
Después de algunos intentos fallidos, nos apuntamos al circuito, y
ademas aprovechamos el viaje para visitar Essuira y Marrakech por
nuestra cuenta.
La antigua iglesia de Santa Cruz, hoy Juzgados.
La organización resultó perfecta, Sonia y Rafa actuaron como buenos
profesionales, y el nivel de comunicación y documentación de la
historiadora nos pareció extraordinario.
Tanto Antonio, desde Murcia, como yo, desde Madrid, coordinamos
nuestros vuelos, para llegar más o menos a la misma hora a Marrakech. El
vuelo desde Murcia fue retrasado, y yo llegue al aeropuerto a las 10 de
la mañana, y Antonio llegaba a las 6 de la tarde. Como teníamos
previsto salir a Esauira esa misma tarde, no me quedó otra que esperar 8
horas en el aeropuerto.
Los viajeros: Antonio Cano Montoro y Luis Cañadas Bernal
Mi plan era dejar en consigna la maleta y visitar la ciudad. Aunque
en la página web del aeropuerto indicaba que había consigna, resultó ser
mentira, no existía. Después de unas horas dando vueltas dentro del
aeropuerto, con el maletón, opté por salir un momento fuera. Tuve que
esperar fuera, ya que no me dejaron volver a entrar.
El día de llegada era también el último día del Ramadán, fiesta
absoluta para musulmanes. Daba gusto ver a todo el mundo con ropa nueva,
limpia, impecable, túnicas y chilabas de múltiples colores, precioso.
Mercado de Esauira.
Una vez reunidos en el aeropuerto, partimos inmediatamente a Esauira.
Llegamos ya de noche, y ese día no vimos nada. Al contrario que en
Marrakech, la temperatura era bastante baja. Al día siguiente pudimos
ver la medina, que al ser del siglo diecinueve, las calles no eran tan
estrechas como en otras ciudades históricas. La ciudad es muy animada y
tiene una playa gigantesca. Merece la pena visitar las murallas de
defensa de la costa y el puerto. Existen multitud de puestos que ofrecen
pescado y marisco recién capturado, En estos puestos, no tan baratos,
se compra el pescado y lo puedes llevar a varios chiringuitos que te los
cocinan y sirven. La ciudad es muy turística y los precios de
restaurantes son como en España. Visita obligada es la pequeña y
preciosa sinagoga, fuertemente custodiada.
Después de dos días en Esauira, partimos de vuelta a Marrakech para unirnos al grupo e iniciar el circuito.
La primera etapa fue la ciudad de Sidi Ifni, y todo el territorio de la antigua provincia de Ifni.
Playa de Erkunt.
Durante el camino hicimos una primera parada en la playa de Erkunt,
donde se produjo la última ofensiva de la guerra Ifni-Sahara. La playa
es preciosa, enorme, flanqueada por unas paredes rocosas, y justo a
espaldas a la playa, unas montañas donde se produjeron los ataques de
las fuerzas irregulares marroquíes. El pueblo tiene pocos vestigios de
la época española.
La ciudad de Sidi Ifni fue fundada en 1934, está situada sobre un
acantilado frente al mar, y tiene varios barrios diferenciados, el
antiguo, que correspondería a la antigua ciudad española, los barrios
nuevos, situados en una ladera que dan a las antiguas pistas del
aeropuerto, y una zona situada a orillas del mar, cerca de la
desembocadura de las ramblas del rio Asif n'Ifni. Esta última zona esta
construida de cara a la playa, y es la parte mas turística, con hoteles
restaurantes y chiringuitos. Es una plaza donde va un turismo de surf,
tanto nacional como internacional.
Antigua Pagaduría militar, Sidi Ifni.
Paseando por la Plaza de España, muy cuidada y limpia se pueden ver un
edificio que fue la Pagaduría militar, medio en ruinas con todavía un
escudo en la puerta de la época franquista. Paseando por las calles se
puede ver el Club de Oficiales, cuyo interior está perfectamente
conservado, con sus salones, barra del bar, despachos, etc, precioso.
Muy cerca visitamos el antiguo cine Avenida, en el que actualmente se
celebran algunos eventos, y que, previa cita con el responsable, se
pueden visitar la sala, la barra del bar, decorada con carteles de
películas antiguas, y la sala de proyección, todo relativamente bien
conservado y precioso. Pasamos, entre nombres de calles muy
significativas, General Mola, Oviedo, seis de abril etc, la destartalada
entrada del “Twist club”, muy recordado por los que hicieron su
servicio militar en Ifni. También se pueden ver la iglesia y la antigua
mezquita. En las afueras de la ciudad visitamos la gigantesca obra del
teleférico de aquella época, en el que se mantienen todas sus
estructuras, aunque un poco oxidadas, que va a dar a un pequeño puerto.
Antiguo Club de oficiales, Sidi Ifni.
Otra vez en la ciudad visitamos el antiguo aeropuerto, cuyas pistas
abandonadas están en medio de la ciudad. Bordeando estas pistas se
pueden ver el cuartel de la Legión, actualmente ocupado por el ejército
marroquí, y la torre de control, ocupado como vivienda, ambos lugares no
se pueden visitar. La población de Sidi Ifni ya no habla castellano,
aunque en algunos casos, entienden algo el idioma por escuchar a sus
abuelos que lo hablaban.
Salvo los edificios que están reutilizados, la huella española tiene
el peligro de desaparecer por nuevas construcciones, derribos o
sustitución de signos y nombres.
En las afueras de la ciudad pudimos visitar varios antiguos cuarteles
y construcciones de defensa, todos completamente desmoronados, que por
si solos no dicen nada, salvo que te expliquen la historia y lo que
ocurrió ahí.
Tarfaya.
Al día siguiente salimos con rumbo a El Aaiún, antes de llegar a esa
ciudad hicimos una parada en Tarfaya, situada al sur de Cabo Jubi y
capital de lo que se llamó Protectorado Sur. En esta población paseamos
por la enorme playa, y al final de esta vimos los antiguos cuarteles del
ejército español, todo abandonado y destruido, y en muchos casos,
invadido por las dunas de la playa. También pudimos ver las antiguas
pistas del aeródromo, en el que trabajó Antoine de Saint-Exupéry en el
servicio postal aéreo durante dos años. Existe un museo en la ciudad
dedicado al autor de El Principito, y que haría las delicias de cualquier aficionado a la filatelia.
En el camino hacia El Aaiún, realizamos una pequeña parada en el
antiguo puesto fronterizo español, entre el Sahara y Marruecos. Un
pequeño edificio abandonado sin ningún uso en la actualidad.
Llegamos a El Aaiún al anochecer y no empezamos la visita hasta el
día siguiente. En general la ciudad tiene una gran proporción,
actualmente, de población marroquí. Visitamos la catedral, en la que nos
recibió el obispo, personaje muy agradable, que nos comentó la vida
religiosa en la ciudad, son dos sacerdotes y tres monjas que atienden a
los pocos feligreses que quedan. Existe un barrio de población saharaui
en el que no permiten el acceso a marroquíes. Fuimos a la casa de
asuntos españoles, y nos recibió el diplomático que hace las veces de
cónsul. Cuando España cedió precipitadamente el Sahara, la totalidad de
los españoles que allí vivían abandonaron sus propiedades. El Estado les
indemnizó y se hizo cargo de todos estos bienes, alquilando las
viviendas y comercios a la actual población.
El Aaiún.
En nuestra visita a la ciudad, pudimos ver el antiguo cine en el que
se puede considerar el único local de ocio para la población y sobre
todo para los jóvenes que hacían la mili allí. Envié las fotos del cine
“Las Dunas” a un amigo que realizó el servicio militar allí, y se
emocionó al verlas, me comentó que está igual que hace 45 años. Está
abandonado, pero ahí está lo que queda. En nuestro paseo por las calles
pudimos ver el moderno zoco, construido en la época española, y lo que
más me sorprendió, un río pegado a la ciudad, con mucha agua, aunque
estancada, repleta de flamencos y otras aves. También visitamos el que
fue Parador Nacional, actualmente propiedad de una cadena de hoteles
marroquí. Ni allí ni en ningún sitio pudimos tomar ni una cerveza.
Al día siguiente fuimos a visitar los antiguos cuarteles del ejército español Cabeza de playa BIR 1,
todo en ruinas y, un poco mas al sur, la cadena de transporte de
fosfatos de Fos Bucraa, la que solo está elevada a su término en el
puerto.
Por la tarde nos desplazamos al único oasis que existe en el Sahara,
apropiado y vallado por un particular ilegalmente, en el que,
aparentemente, no se observa nada especial, pero allí se produjo uno de
los incidentes armados mas importantes del la guerra soterrada del
Frente Polisario y la Legión, con varios fallecidos en lo que se
considera una emboscada. También visitamos el antiguo cuartel de Chera.
El cuartel está todavía en pie y pudimos pasear por los barracones de
los soldados, los puestos de los oficiales, la cantina, con decoración
realizada por algún aficionado anónimo en sus paredes. Todo rodeado de
excrementos de murciélagos, olor a cerrado y en compañía de algunas
cabras. Muy interesante desde el punto de vista histórico.
Salimos de El Aaiún para ir a la población de Tam-Tam, en el camino
hicimos una parada en Smara, llamada Ciudad Santa, la única ciudad
fundada con anterioridad a la llegada de los españoles. La ciudad
mantiene varios edificios de la época colonial, y fue fundada por el
Sheij Ma el Ainin. Visitamos la alcazaba y la mezquita fundada en el
siglo XIX, y rehabilitada en 2010, edificio pequeño, y con no mucho
interés artístico.
Tam Tam.
Llegamos a Tam-Tam, fundada en 1940, y antiguo puesto militar español, que formaba parte del Protectorado sur de Marruecos.
La siguiente etapa era la ciudad de Tiznit, que durante los primeros
años del Protectorado francés fue sede del sultán El Hiba, iniciador de
la dinastía de los sultanes azules. Esta ciudad no es turística, pero
merece la pena visitarla, sobre todo la medina y la Gran Mezquita, todo
muy bien conservado y precioso.
Marrakech.
El final de nuestro periplo terminó en Marrakech, ciudad emblemática y
con miles de turistas por todos lados. Esta ciudad la visité hace 30
años, y el cambio es enorme, la parte moderna se ha desarrollado
muchísimo, y lo que mas me sorprendió fue la actitud de sus habitantes.
Si hace 30 años el acoso y la pesadez de la gente te hacia insoportable
la visita, ahora la puedes visitar sin problemas de acosos, con
tranquilidad. El final del viaje vino marcado por las interminables
colas en el aeropuerto a la hora de partir.
Tiznit. (video)
Plaza de España. Sidi Ifni. (video)
Antiguo cine en Sidi Ifni. (video)
Otros viajes del autor.
|