Fuente: El Faro de Ceuta
El 2 de diciembre de 1892 mueren en
combate 5 soldados en una campaña del Rif, en la cual, en un ataque el
teniente López Salcedo con el fusil en la mano salta sobre las
trincheras contra el enemigo
En el pequeño pueblo de Huécija (Almería), en el cementerio de dicha
localidad, hay un nicho con los restos del cabo de infantería del
batallón ‘Cabrerizas’, Salvador Cortés Cortés, muerto en acción de
guerra y no de un infarto o una pulmonía sino de una muerte ejemplar
como así lo describió un intelectual: “una muerte ejemplar honra toda
una vida” (Petrarca).
El cabo de Infanteria del Cabrerizas Salvador Cortés.
De Almería al batallón ‘Cabrerizas’
Salvador
Cortés Cortés había nacido en Huécija (Almería), cuando le correspondió
alistarse para cumplir el Servicio Militar. Debido a que su padre
estaba en silla de ruedas por una amputación de una de sus piernas y su
madre estaba parapléjica, le informaron de que podía acogerse a quedar
exento de cumplir sus deberes con la patria. Salvador, que el mismo
afirmaba que amaba a su patria, respondió que él quería cumplir sus
deberes en el ejército y a su vez labrarse un mejor porvenir que en las
labores del campo, y en el mismo ayuntamiento quedó alistado en la caja
de reclutas, reafirmando lo que antes había expuesto con la grandeza de
lo que era un gran hombre, como así lo rubricó una gran mujer: “la
grandeza y el amor, como los perfumes, los que lo llevan apenas lo
sienten” (Cristina de Suecia).
Salvador
tuvo el privilegio de corresponderle ser destinado a una gran unidad,
desgraciadamente poco conocida, el batallón de infantería ‘Cabrerizas’.
Salvador, antes y en su batallón, siempre afirmaba con sus compañeros
que tenía una novia muy enamorado de ella y que cuando en el ejército se
labrara un porvenir pensaba casarse con ella.
El batallón ‘Cabrerizas’ es una unidad de nuestro ejército poco
conocida y que cuenta con un brillante historial. Su creación proviene
del año 1700, cuya denominación fue en Melilla como compañía de Melilla.
En 1702 se reorganiza con el nombre de brigada disciplinaria de
Melilla. Posteriormente, de 1703 a 1844, interviene en varias acciones
de guerra. En 1855 interviene en encarnizados combates contra los
rebeldes, donde encontraron gloriosa muerte su teniente coronel, un
comandante, 5 capitanes, un subteniente, 3 sargentos y 22 soldados. El 3
de marzo de 1888 en un combate, resulta prisionero el soldado Ramón Gil
por los rifeños y tras ser apaleado encontró gloriosa muerte. Sus jefes
y oficiales, por suscripción popular, le costearon un monumento.
El
2 de diciembre de 1892 mueren en combate 5 soldados en una campaña del
Rif, en la cual, en un ataque el teniente López Salcedo con el fusil en
la mano salta sobre las trincheras contra el enemigo. Sus soldados al
ver este gesto de heroísmo le siguen y a la bayoneta calada irrumpen en
las posiciones enemigas. Una bala enemiga le atraviesa la cabeza, pero
el heroísmo de este teniente y sus soldados tuvo su recompensa, ya que
el enemigo fue vencido y la bandera de España ondeó sobre estas
posiciones. Aquellos soldados supervivientes solo presentaban unos
andrajosos uniformes empapados de sudor y sangre. El rey Alfonso XIII
envió un telegrama al general comandante militar de Melilla felicitando a
dichas fuerzas y manifestando su pesar por la muerte del teniente López
Salcedo.
Lápida del nicho familiar en el cementerio de Huécija (Almería) donde algún día descansarán los restos de Salvador Cortés.
La heroica muerte del cabo Salvador Cortés Cortés
El
cabo Salvador Cortés Cortés, una vez incorporado al batallón
‘Cabrerizas’ en el año 1957, es destinado a la 1ª compañía de dicho
batallón, cuyo jefe era el capitán José Gastón Molina. Ascendido a cabo
Salvador Cortés, con su batallón al mando del entonces teniente coronel
Manuel Patiño Montes, que llegó a general, embarcan en el puerto de
Melilla en los buques de guerra ‘Miguel de Cervantes’ y ‘Almirante
Cervera’, con un total de un teniente coronel, un comandante 2º jefe, 5
capitanes, 12 tenientes, un teniente médico, un alférez capellán, 7
brigadas, 12 sargentos, un maestro armero, 20 cabos 1º, 76 cabos, 412
soldados de 2º y 182 soldados corrigendos, ya que este batallón era
disciplinario, donde destinaban a los soldados con causas judiciales.
El
día 15 de noviembre desembarcaban en Villa Cisneros y el 26 de
noviembre la 1ª Compañía, al mando del capitán José Gastón Molina, en
cuya compañía estaba destinado el cabo Salvador Cortés Cortés, en
desembarcan en falúas, en el poblado de Argub, que se encuentra frente a
Villa Cisneros. días después la 1ª Compañía se traslada en persecución
del enemigo que había atacado el puesto de Argub hacia la sebja de
Tenuaca, donde el enemigo se había hecho fuerte escondido en cuevas y
entre la vegetación, haciendo que fuese imposible descubrirlos por la
aviación.
El 21 de febrero de 1958, en colaboración con los
franceses interviene en Lelcag, resultando en varios heridos y
prisioneros rebeldes. El día 23 la 1ª Compañía en los ataques a los
puestos del enemigo sufre la muerte del cabo Salvador Cortés Cortés y de
los soldados Antonio Navarro Cabrera y José Tortosa Tudela.
Tras
la muerte y los heridos del batallón ‘Cabrerizas’ continuaron tras el
enemigo, a pesar de las bajas habidas y que el enemigo se hizo fuerte en
la sebja de Tenuaca. La 1ª Compañía salió en persecución del enemigo,
logrando al asalto capturarlos, recogiendo 14 cadáveres enemigos y tres
prisioneros.
El tributo que tuvo que pagar el batallón
‘Cabrerizas’ en la Campaña del Sáhara fue muy caro. Tuvo seis muertos y
24 heridos entre cabos y soldados, y entre ellos el cabo Salvador Cortés
Cortés, quien tenía la boda preparada con su novia y quedó frustrada,
algo que la que fue su novia, y que vive en la actualidad, cuando le
nombran a Salvador rompe en sollozos, recordando a quien tanto amaba. Lo
más triste es que sus restos exhumados del cementerio de Villa Cisneros
a Las Palmas no se sabe en qué panteón o cementerio se hallan.
Sobre
este batallón conviene citar lo que dos historiadores en su libro sobre
la Guerra de Ifni así lo citan: “en estos duros combates el batallón
‘Cabrerizas’ demostró estar a la altura de las circunstancias” (Carlos
Canales y Miguel del Rey).
La acción de valor del cabo
Salvador Cortés Cortés y sus compañeros la refleja con claridad un
militar: “el soldado valiente es aquel que encuentra siempre la primera
fila para toda acción arriesgada, el que en la guerra figura entre los
primeros para el avance y el último para la retirada” German Rodríguez
González, teniente coronel de Aviación.
El batallón
‘Cabrerizas’, después de 275 años, de 1700 a 1975, con motivo de la
evacuación del Sáhara se trasladó a Santa Cruz de La Palma (Santa Cruz
de Tenerife), al mando del entonces teniente coronel Juan Antonio
Gómez-Zamalloa Menéndez, donde tras 5 meses la comisión liquidadora
cerraba el brillante historial del batallón ‘Cabrerizas’.
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